La poesía en las aulas de clase

José Gregorio González Márquez 

Ponencia presentada en el 8º encuentro con la literatura y el Audiovisual para niños y jóvenes. Valencia, Puerto Cabello 2013

El reino de la imagen

Leyendo la lectura. Qué lee?. Ilustración de Irina Dobrescu

Leyendo la lectura. Qué lee?. Ilustración de Irina Dobrescu

La poesía, imagen inagotable del lenguaje, seduce la pasión por la vida. El poeta, oficiante de la palabra, recurre a la metáfora para plenar el universo de vivencias cuyas aristas se mueven bajo la égida de lo sublime. La palabra hecha poema registra los vaivenes de la escritura y remite al acto de creación. La génesis del texto poético se pierde en los fragores de la historia.

El poeta suma a su destino cada letra conque construye las imágenes. El sitio de la metáfora, ubicuidad de la grafía, se multiplica entre las páginas gastadas de un libro. Sólo el lector tiene la capacidad de asumir la palabra y disfrutar de su sentido lógico o ilógico. Juan Calzadilla en su Libro de las poéticas nos dice: “Que el poema sea el que nos lleve de la mano y no a la inversa. Que él nos lea, y no lo contrario. En esta perspectiva nuestra relación con la lectura sería mucho más productiva si el poema, viniendo a nuestro encuentro, se transformara en lo que trae de la mano: un mundo”

Quien lee poesía, quien se adentra por los caminos del poema es un ser afortunado. Acercarse a las imágenes, transitar por sus predios permite asistir a la revelación de la palabra, al descubrimiento del orbe onírico que se desliza subrepticiamente entre la mirada del poeta y el lector comprometido.

La poética es más que una simple estructuración de elementos gramaticales que funcionan concatenados para dar vida a simples vocablos, a ideas consecuentes con la cotidianidad. La poesía redimensiona la vitalidad del cuerpo y el espíritu, vindica la sensibilidad del pensamiento, aproxima al hombre al tiempo original. Reverdy (1977) apuntaba que:” Es en el momento en que las palabras se desprenden de su significación literal cuando adquieren en el espíritu un valor poético. Es en ese momento cuando libremente se las puede situar en la realidad poética.”  El poeta crea sus imágenes para acercar el numen a los seres humanos; para unificar la divinidad de la palabra consagrada en siglos de poesía. El reino de la imagen  discurre desde la libertad.

La poesía en la escuela

Poco aprecio se tiene por la poesía en la escuela. Y no se trata de fustigar a quienes tienen la obligación de promocionar su lectura, señalamos la poca importancia que se le da como género literario que recrea los sentidos y se adentra en el alma de los niños.

El uso de la poesía con otros fines que no sea el de divertir, causar placer por lo que se lee y disfrute de las imágenes, representa un equívoco que desmerece la “utilidad” del texto poético. No leemos poesía en el aula de clase para interrogar a los niños sobre qué trata, ni para evaluar una clase de lengua y menos aún para considerar el tono y la dicción del niño. Compartimos un texto poético para develar el universo mágico que se difumina en el horizonte del poema.

Volando con los libros Ilustración de Marta Mayo

Volando con los libros Ilustración de Marta Mayo

Boland (2011) sostiene que “En la enseñanza, la poesía termina acorralada y no se la deja respirar como necesita para una lectura plena; de esta manera, queda “al servicio de” o sirve como excusa para buscar una biografía, definir la rima o una forma métrica, o a enseñar la definición de las figuras retóricas, y ahí termina todo el acercamiento a lo poético.”  El excesivo didactismo corroe la lectura de poesía y la condena al ostracismo. Entonces, no debe ser una práctica generalizada leer poesía para realizar evaluaciones de temas en el área de lengua y menos usarla con fines punitivos.

El maestro es el enlace comunicante entre el niño y la poesía. Seleccionar inicialmente textos significativos para ser leídos en el aula, contribuye a despertar el interés en el niño. A partir de esta experiencia, se plena de libertad la lectura de poesía para que horade la imaginación y permee los sentimientos del infante. Es necesario que el maestro sea un buen lector aunque no basta predicar con el ejemplo. La socialización de la lectura de poesía en el aula representa el encuentro con la palabra y su dinámica ancestral.

Otro elemento perturbador  y que conduce al desencantamiento por la poesía es la inmediata designación de trabajos tomando en consideración el texto leído. Mandar al niño a realizar ilustraciones, convencerlo para que responda cuestionarios o emplazarlo a que localice información referencial sólo  lo aburre. Es necesario que se asuma el texto en toda su magnitud, se interiorice pues de esta manera, el poema fluye sin obstáculos. Se motiva al niño a leer, no se obliga.  La libertad para el lector es imperante por su validez, pues a partir de ella asume la lectura como una actividad autónoma y esencial para su existencia. Para  Vélez (2008) “Ser lector, para un niño, significa no depender más de la compañía del adulto. La lectura implica, pues, una forma radical de autonomía individual. Aceptar la autoridad del adulto, en esta materia, implicaría un contrasentido; el verdadero lector es insumiso por naturaleza”.

El adulto y especialmente el docente, tienen que crear las condiciones ideales para que el niño lea lejos de las imposiciones, de la memorización sin sentido  y del uso de la poesía para otras tareas que no sea el pleno disfrute del poema. La escuela fortalece lazos y afianza procesos, pero en ningún momento impone criterios al lector.

La lectura de poesía en las aulas no está subordinada a exigencias académicas, no puede verse como una herramienta pedagógica, ni utilizarse para ser presentada en ocasiones especiales como actos culturales pues se pierde el valor estético, espiritual y lúdico del poema.  El texto poético tiene una carga inmensa de belleza, humor, sensibilidad y musicalidad que atrapan la atención del niño y lo sumergen en los confines de la imaginación.

El gusto por la poesía comienza en el hogar. Nanas y canciones arrullan al bebé, entretienen sus pasos, sonorizan su ambiente mientras es amamantado. Luego la historia pareciera otra. Al ingresar a la escuela se pierde el interés. Probablemente el maestro no recibe en su formación el estímulo suficiente para promocionar la poesía; además, muchos consideran que ésta no tiene ninguna utilidad práctica y por lo tanto, es desterrada, condenada a aparecer sólo en la celebración de efemérides o en concursos de declamación infantil.

Si el maestro no recibe la suficiente orientación para promocionar la poesía en el aula, jamás crecerá el amor por este género literario en la escuela. Los docentes pueden buscar información en libros, revistas,  en las redes sociales, en las plataformas de Internet y por supuesto, consultar con especialistas que les brinden atención y los orienten acerca del tema.

Estrategias para la promoción de la lectura de poesía

Son innumerables las estrategias que existen para promocionar la poesía en la escuela.

Lectura nocturna y clandestina Ilustración de Les Bryant

Lectura nocturna y clandestina Ilustración de Les Bryant

Aquí propondremos algunas que pueden motivar a los niños a la lectura de textos poéticos:

I. El libro es el elemento esencial para la lectura. Si se pretende promocionar el proceso lector es necesario que el niño conviva con libros. Sin dejar de lado el derecho que tiene de seleccionar lo que quiere leer, el maestro puede escoger una cantidad considerable de libros que puedan ser de interés del niño. Es relevante señalar que deben obviarse los textos cuyos mensajes sean bobalicones, llenos de diminutivos o que pretendan enunciar mensajes de violencia.  

II. La lectura de poemas en voz alta y compartida con el grupo posibilita el intercambio de experiencias y emociones. Jamás debe usarse para evaluar la postura del lector, la pronunciación o el tono de voz. Boland (2011) puntualiza que: “ Al leer un poema en voz alta queda resonando no sólo por lo que dice sino por cómo suenan las palabras, por el tono que se les está imprimiendo y que ellas mismas nos reclaman.”

 III. El elemento lúdico genera interés en el niño. El absurdo y el humor despiertan la imaginación y  conducen a la hilaridad. El sinsentido atrapa a quienes lo leen o escuchan pues  se rompen las reglas formales de la lógica para adentrarse en el mundo de la exageración. Los nonsenses, las jitanjánforas y los limericks recrean la capacidad del ser humano para crear más allá de lo que se tienen por convencional. Con los disparates se combinan poesía, juego y humor.

IV. Ejercicios como Continúa el poema variante de continúa el cuento Sastrías de Porcel (1992) desarrollan la imaginación del niño. Consiste en entregar un poema incompleto, es decir, al que le faltan algunos versos. El niño tendrá que completarlo, tomando en consideración el ritmo y la rima. Al darle la libertad al niño de completarlo se estimula la creación y el goce de la imaginación.

V. Las adivinanzas  constituyen textos excelentes para despertar la imaginación y enriquecer el lenguaje. Generalmente construida en verso esconde en su interior premisas que describen un objeto, animal, persona o cosa con sus cualidades. El uso de juegos de palabras en ocasiones confunde a quien intenta descifrar el enigma, por lo que resolverlas requerirá de la pericia de los niños. Las denominadas falsas adivinanzas tienen la característica particular de tener la respuesta cifrada en uno o varios de los versos.

VI. Las retahílas configuran textos poéticos donde el encadenamiento trasfigura el sentido de los versos sin por ello dejar de relacionarlos. Las retahílas potencian la percepción auditiva, permite valorar la poesía como una actividad lúdica, familiariza a los niños con los juegos del lenguaje e incentiva el disfrute del humor. (Figueroa de. y Figueroa)

VII. La lectura de poemas escritos en verso libre se perfila como una actividad donde los niños pueden vivenciar emociones de acuerdo a su edad. El verso libre tiene características particulares pues prescinde de la métrica y la rima. No obstante está cargado de musicalidad y ritmo que recrean su belleza interior.

La lectura nos transforma Ilustración de Evangelina Prieto

La lectura nos transforma Ilustración de Evangelina Prieto

VIII. La lectura y la escritura son dos procesos de comunicación que van a la par; por lo tanto, son inseparables. Así, se combinan actividades de lectura de poemas con la construcción o creación por parte de los niños. Escribir poemas, compartirlos en grupo, confrontar los textos e intercambiarlos fomentan la lectura como acto de comunicación entre pares.

IX. Fomentar talleres de escritura permitirá trabajar la palabra como lo hace el orfebre con el metal y las piedras preciosas. Los talleres dan vida al lenguaje, vivifican el poema, reivindican la grafía. Lardone y Andruetto (2005) refieren que “lo que se persigue es facilitar la exploración del imaginario, la estimulación de percepción sensorial y de la memoria afectiva, a través de juegos, obstáculos y condicionantes donde se ponga en juego la palabra. Un sitio donde manipular textos y desarmarlos para construir con ellos, o a partir de ellos o contra ellos, otros textos.”

X.  La actividad lúdica de los niños pasa por diferentes matices. El juego, la creación y la lectura de poemas son actividades que fomentan la más alta expresión del pensamiento. Se hace imperante establecer un espacio para la poesía. Eso si lejos de imposiciones, obligaciones y normas que coarten la libertad del niño a ser un lector comprometido.

Notas Bibliográficas

Boland, E. (2011). Poesía para chicos. Teoría, textos, propuestas. Rosario: HomoSapiens.

Calzadilla, J. (2006). Libro de las poéticas. Caracas: Fundación Editorial el perro y la rana.

Figueroa, L. de y Figueroa,  D. (2005). Creatividad y poesía en acción. San Felipe: Fondo Editorial de la Cultura Yaracuyana.

Lardone, L. y Andruetto, M. (2005). La construcción del taller de escritura: en la escuela, la biblioteca, el club…/  Santa Fe: HomoSapiens.

Reverdy, P. (1977). Escritos para una poética. Caracas: Monte Ávila Editores.

Sastrías de Porcel, M. (1992). Cómo motivar a los niños a leer. México. D.F: Editorial Pax México.

Vélez, J. (2008) La pequeña narradora y el librero. En: La pasión de leer. Colombia: Editorial Universidad de Antioquia.

 

 

 

 

 

 

Acerca de latintainvisible

Docente. Poeta. Narrador. Ensayista. Articulista. Especialista en literatura infantil.
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Una respuesta a La poesía en las aulas de clase

  1. Es cierto que a menudo en la escuela se hace uso de la poesía con fines pedagógicos que desvirtúan su carácter lúdico-emocional. De hecho, sólo una de las varias profesoras de (lengua y) literatura que tuve en el colegio entendió este punto, y es de hecho el motivo por el que tardé varios años en descubrir lo espectacular que puede haber en el género más allá de las letras de las canciones.
    A mi entender, el verso libre es precisamente uno de los grandes equívocos extendidos respecto a la poesía: se catalogan como poesías innumerables textos que al carecer de rima no son sino prosa, que sólo tienen aplicación con el fin para el que se concibieron en el caso de canciones donde, aunque la rima sea sabrosa, es prescindible.
    Como estrategia para promover la lectura de la poesía con los fines adecuados, en consonancia con la no inclusión de diminutivos, se me ocurre no circunscribir la selección de textos al tópico naturaleza campestre y abrir, para interés de la juventud actual, el abanico a temas como el sexo o los disturbios callejeros. Habiendo logrado escribir un soneto contra una conventillera maula y otro dedicado a una chica que casi me arranco, puedo asegurar que cuesta pero es posible y muy satisfactorio.

    ¡Gracias por estos ensayos y a ver cuándo habilitáis en la configuración del blog los botones para compartir en Facebook y demás redes sociales!

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