Una mirada a nuestro cine desde la perspectiva de los niños y adolescentes

Laura Antillano

Mi madre, vivió de niña en un pequeño pueblo del Oriente de Venezuela, descubrió entrando a sus 45 años, que la única película, vista en su niñez, era nada más y nada menos que “El acorazado Potemkín”, ella nació en 1928, y para su generación y su ubicación social y geográfica, conocer una sala de cine en su infancia campesina, era poco menos que imposible. Por eso su descubrimiento nos desconcertó tanto a todos, y a la vez ella hizo que sintiéramos la fuerza de las imágenes de ese monumento del cine, a través de los ojos de su niñez, conmovida por la obra de Eisenstein por el motín de los marineros del barco de guerra, y enamorada de la solidaridad de los vecinos de Odesa, recibiendo a los rebeldes. Ello puede dar idea de lo que el público infantil azarosamente, podía haber visto en aquellos años, a lo mejor debido al paso de un viajero audaz por aquel pueblecito perdido. Pero debo recordar , entre nuestras contradicciones, que el pionero del cine venezolano fue un señor de poblados bigotes, llamado Manuel Trujillo Durán, oriundo de la ciudad de Maracaibo, insigne viajero, aventurero, quien trajo a Venezuela , solo a 20 días de haber sido exhibido en New York en 1896, el Vitascopio perfeccionado, que inventara Thomas Alva Edison. Y al año siguiente el mismo, exhibió en el Teatro Baralt de Maracaibo las primeras películas venezolanas, tituladas: Muchachos bañándose en la laguna de Maracaibo y Celebre especialista sacando muelas en el Gran Hotel América.. Estamos hablando de finales del siglo XIX. Comienzan a aparecer salas de cine en ciudades principales y no son pocos los empresarios que se animan a “traer al país la producción extranjera con fines comerciales y de entretenimiento”. .Tenemos pues, un cine que comenzó temprano, y en su inventario buscamos aquellas películas que escogieron hablar de niños y jóvenes como centro.

Pero se trataría entonces de pensar en cómo los niños y las niñas han sido mirados por cine o de cómo cierto cine venezolano les viene mirando desde que el cine existe como tal en nuestro territorio.

Sabemos que la selección de estos como protagonistas conlleva una manera de percibir el mundo y su entorno de parte de los realizadores. Y si bien el concepto de Infancia ha variado a través de la historia, todos están de acuerdo en que es la denominación que se utiliza para designar la primera etapa de la vida de los seres humanos antes de la “pubertad”, aquí

Teatro Baralt

hablaremos de infancia y adolescencia, cubriendo un periplo aproximado de los 7 a 20 años de edad.

Siempre recuerdo una cita del poeta cubano Eliseo Diego donde caracteriza al Cuento, como la lucha de un joven contra las tinieblas, algo parecido nos resultará este recorrido.

Para iniciarlo comenzaremos citando la película “Juan de la calle”, la historia de un niño abandonado y su cotidiana tragedia, filmada en 1941 en los estudios Ávila Films, fundados por el escritor Rómulo Gallegos en Caracas.

Es ésta una de las primeras películas sonoras producidas en Venezuela Juan de la Calle fue dirigida por Rafael Rivero Oramas, (también fundador de la primera revista dedicada exclusivamente a los niños venezolanos: Tricolor). El film plantea una visión neorrealista describiendo la miseria y el desamparo de los niños y jóvenes, en un guión escrito por el propio Rómulo Gallegos.

En un salto de 18 años, en 1959 se estrena “Caín adolescente”, el primer largometraje de Román Chalbaud. Se ha calificado su estilo como la “poética de los marginados” y, efectivamente, sus héroes son antihéroes, seres desgarrados, que han construido un camino a partir del enfrentamiento a una sociedad que no les da espacio ni permiso para existir, por lo que sus búsquedas constituyen verdaderas gestas en la construcción de universos particulares para el logro de un espacio, interior y exterior, por su supervivencia.

Las formas del melodrama adquieren en su escritura una originalidad alimentada de peculiaridades. Este, su primer largometraje, cuenta la vida de una madre y su hijo , quienes vienen de la Provincia a vivir a Caracas, en la más absoluta pobreza, la vida en el cerro les hace añorar su pasado campesino y terminan sufriendo trágicas transformaciones, vistas con tono melodramático. Juan es aprendiz de mecánico, aprender los hábitos de su entorno y pierde progresivamente su ingenuidad o pureza, lo mismo ocurrirá con la madre.

En la década de los 60, 1962, se realiza: Chimichimito de Lorenzo Batallán y José Martin, con maestría fotográfica se cuenta la vida cotidiana de un niño vendedor de periódicos, el pequeño pregonero vive en un rancho, en un cerro de Caracas también, pasa el día en su faena para regresar a ese espacio de cobijo y dedicarse afanosamente a la lectura, es un lector insaciable y tiene las paredes del lugar cubiertas de recortes de la prensa diaria y otras publicaciones. Este film con fotografía de Abigail Rojas ganó el Oso de Plata del Festival de Cine de Berlín ese año, como Mejor Corto de Ficción.

Avanzamos hacia la década de los 70 y reencontramos la obra de Román Chalbaud, con “El rebaño de los ángeles”, esta vez el drama se desarrolla entre las paredes de un liceo de la Caracas de ese momento. El guión es del escritor José Ignacio Cabrujas y en él percibimos la profunda soledad de una adolescente liceísta, cuya madre ha fallecido y ella queda a cargo de sus hermanitos, con la presencia en casa de quien fuera el amante de su madre, que la acosa. La comunidad de sus compañeros de liceo, profesores y entorno general ocupa un espacio considerable en la historia, en donde vemos su progresiva transformación hasta el suicidio y los dramas particulares de sus compañeros y el grupo social depredado, por la pobreza y la indiferencia gubernamental. Es interesante la visión de conjunto que da la película, en defensa de los liceístas, con toques de humor y sin despojarlos de ternura. La película es a la vez, un cuadro vivo de la Venezuela de ese momento, entre la miseria, la represión y la rebelión.

En 1976 “Soy un delincuente” de Clemente de la Cerda señala el nacimiento de un paradigma cuya vertiente insiste en la desolación, el realizador hará una gesta con continuación, se trata de la historia de Ramón Antonio Brizuela, un niño de los cerros caraqueños, quien a los 12 años ya es un delincuente consumado, hecho a la medida de sus circunstancias en calles y retenes para menores, donde aprende a delinquir .Es un film testimonial, que cuenta una historia real. Y que causó un gran impacto en la sociedad venezolana, que se veía en ese espejo aterrador.

En 1977: Adiós Alicia de Liko Pérez y Santiago Sanmiguel, se orienta hacia una concepción psicologicista: Alicia ha quedado huérfana de madre y vive con el padre y una antigua criada, Emilia. El padre trabaja administrando un cine viejo y Alicia lo tiene como lugar de escape, al salir de clases a diario. Todo sucede en un pueblo de la Cordillera Andina. La niña disfruta viendo escenas de películas de muy diversa índole y con ello construye su imaginario. “Producto de esta soledad y del contacto insistente con estos universos de fantasía, la imaginación de Alicia empieza a frecuentar un mundo insólito de imágenes forjadas en un profundo e intenso deseo de evasión”.

Los ochenta como década definieron una producción cuantiosa en este renglón, entre los cineastas prevalecía una actitud de crítica social con preocupaciones que ubicaban a la población infantil desvalida, en el espacio de las víctimas que más merecían defensa. Así nacieron:

En 1984 “Operación chocolate” de José Alcalde, nos cuenta la historia de unos niños quienes se quedan encerrados una noche entera en el supermercado, con el propósito de realizar una “prueba de peligro o riesgo..

En el mismo año aparece: Panchito Mandefuá de Silvia Manrique, es la adaptación de un cuento clásico venezolano, del escritor José Rafael Pocaterra. Este relato publicado por primera vez en 1922, es adaptado al cine y a la contemporaneidad de los 80 por el dramaturgo Rodolfo Santana El protagonista es un niño limpiabotas, huérfano, quién morirá en Nochebuena. El guión respeta el relato original incorporando algunos elementos de humor y agregando un amigo a Panchito, para la confesión y la complicidad. El propio guionista aparece en la historia, representando al cura que organiza la puesta en escena de un pesebre, con Panchito entre los Reyes Magos, la película contemporaniza la trama , guardando espacios de imaginación y ternura, los que señalan los sueños de este niño sin posibilidades de futuro cierto.

“Pequeña revancha” Olegario Barrera viene también de un texto literario, el cuento La composición del chileno Antonio Skarmeta es adaptado por su director y Laura Antillano, y filmado en un pueblo costero de Venezuela: Jadacaquiva, con buena parte del elenco del lugar.La trama se sitúa en un país bajo dictadura, donde el niño protagonista y sus amigos están descubriendo lo que significa ser “subversivo”, al descubrir que sus padres están conectados a la organización que lucha contra el Gobierno.

Ya Koo, en 1985, trae a este cine de niños y jóvenes protagonistas, a un niño yanomami, para relatarnos su historia. Este interesante trabajo tiene un antecedente del mismo director, titulada: “Simplicio”. Ya Koo significa: “Me voy” y Pepiwe, el niño protagonista, vive en una Misión del Amazonas, pero no se adapta y siente nostalgia de su grupo y de sus hábitos autóctonos, entonces planifica regresar, este pequeño yanomami, sin embargo, está preparado para hacer ese viaje y sobrevivir en la selva, en el camino se encuentra con una mujer, con hábito de monja, quien lo obliga a acompañarla. En el proceso del viaje de estos personajes tan disímiles descubriremos la confianza en si mismo, el aplomo y el sentido práctico de Pepiwe frente a la inutilidad de la intrusa, quien resulta ser una ladrona, que fallecerá en la travesía, no sin antes reconocer el valor del niño y la verdad esencial de su filosofía de vida. La película es filmada entre los ríos Casiquiare, Orinoco y Ocamo, en escenarios naturales, con guión, dirección y fotografía de Franco Rubartelli.

En 1985 Carpion Milagrero de Michel Katz, con guión de Luis Britto García, coloca en un pueblo costero de pescadores, la presencia de un elemento mágico salvador, que sirve de pretexto dramático para poner en evidencia las conductas de los personeros del pueblo que sustentan las instancias del poder. El jefe civil, el cura y el maestro de escuela. El niño Carrión posee poderes mágicos y con ello hace milagros tales como hacer hielo, elevar los papagayos al cielo, reparar un trompo, todos detalles que al ser descubierto por los representantes del poder local son considerados como mercantilizables. Carrión será el atractivo que traerá dinero al pueblo, para beneficiarles a todos. Luchan así contra la resistencia de la madre y el contraste con la actitud de Julián, un “todero” del lugar, vendedor de granizados y reparador de cosas, quien considera que la salida hacia el progreso debe estar en el trabajo de todos y no en la magia de Carpión Milagrero.

De esta misma década tenemos: Macu, de Solveig Hugenstein, película que recrea un sonado escándalo policial de esos años, el Caso Mamera, cuyo nudo señala el asesinato de tres jóvenes adolescentes por un policía, empujado por celos maritales.La realizadora toma elementos del conflicto y construye la ficción, iniciando con la investigación policial y saltando paralelamente hacia la historia del personaje, un policía, y el proceso de seducción de la niña, desde muy temprana edad. Varias vertientes de la circunstancias quedan planteadas en esta película, que causó un enorme revuelo en el país y tocó temas de difícil caracterización e importante significado, alrededor de la situación de los niños y su vulnerabilidad.

En la década de los 90 Luis Alberto Lamata dirigió:”Salserín, la primera vez” (1997), el nombre de Salserín proviene de una orquesta, muy popular en Venezuela para la época, integrada por jovencitos que tocaban y cantaban salsa, entre ellos Servando y Florentino, los hijos de nuestro inolvidable Alí Primera. Esta película formó parte de la producción promocional de esa orquesta. La película hace un juego contemporaneizando la estructura de Cyrano de Bergerac, (aquí es una joven que escribe las cartas para el amado de su mejor amiga, haciéndose pasar por ésta). Ambas muchachas se fugan en una larga travesura. Para perseguir a sus estrellas musicales, metiéndose por ello en los líos más insólitos. La película da un mosaico de época desde la perspectiva del movimiento musical, de fuerte tono caribeño, con la bandera de la identidad como contexto.

Última década: 2000-2010:

Postales de Leningrado de Mariana Rondón comienza por situar los acontecimientos en los años 60, cuando en el país se vivía un álgido proceso de lucha entre el poder gubernamental y las guerrillas de izquierda. Los niños que nos contarán la historia en el film son hijos de guerrilleros y el relato está definido por la percepción desde su lugar, sumando lo que pueden entender de su entorno y la cadena de secretos y códigos que intuitivamente intentan descifrar, en un espacio de clandestinidad tangencial, sabiéndose perseguidos junto a sus familiares cercanos. La autora juega con la construcción de varios niveles de lo imaginario en contraste con lo real. Sus protagonistas definen los hilos de la historia y la estética misma del film. El personaje de la abuela y las estrategias que inventan los adultos para proteger a los pequeños van creando una maraña de hechos ficticios que lindan en lo fantástico.

Casa con vista al mar de Alberto Arvelo (2001) Centra su relato en el significado de la muerte de la madre, para un niño campesino, Santiago, quien con su padre Tomás Alonso, comparten la soledad ante esa ausencia. El padre entrega al niño la única fotografía que posee de aquella y es una imagen donde la madre aparece con el mar de fondo. Viviendo en la Cordillera Andina las posibilidades de conocer el mar son lejanas y es así como se convierte en un sueño anhelado, cuya metáfora comprende la noción de libertad y la necesidad de alejarse de las agresiones de un terrateniente déspota y su medio manejado por capataces. La presencia de un fotógrafo, que va en su camioneta de un lugar a otro con sus telones de fondo (uno de los cuales representa al mar), y el campesino que por proteger a su hijo se siente capaz hasta de matar al dueño de las tierras, quien le hostiga, construyen una interesante historia llena de valor y sentimentalidad, en el paisaje del páramo venezolano. La relación padre e hijo, destaca el amor y la esperanza en contraposición a quienes socialmente les oprimen y ejercen el odio, como modo de relacionarse.

Tocar y luchar de Alberto Arvelo (2005) Es un largo-documental entusiasta dedicado a celebrar el éxito de la gestión del Sistema Nacional de Orquestas en Venezuela, el que ha desarrollado un estupendo trabajo de formación a nivel masivo con excelentes resultados, difundidos en el mundo entero. Arvelo entrevista a jóvenes talentos formados por esta vía, en zonas muy humildes del país y los hace sus protagonistas. Hemos querido incluirla en esta revisión siendo un documental porque es un saludo entusiasta a los jóvenes y tuvo números altos de aceptación en nuestras salas de cine.

La clase de José Antonio Varela (2007), tiene como protagonista a una joven, Tita, que forma parte del Sistema Nacional de Orquestas y lleva dos vidas paralelas, la de su barrio en el cerro, en medio de las necesidades y la violencia (da clases de música a un grupo de niños en la iglesia, tienen problemas con jóvenes delincuentes, la policía arremete contra todos sin distingo) y por otro lado su vinculo con un joven de clase acomodada, quien también forma parte de la orquesta donde Tita toca. La necesidad de mejorar la condición de vida de Tita, la conduce cada vez más a buscar salir del barrio, mudándose a otro sector y abandonando a quienes formaban su entorno, pero ocurre que en el límite temporal de su salida se produce lo que en Venezuela llamamos El Caracazo, la gran debacle producida por la presión del gobierno de Carlos Andrés Pérez, al aplicar insufribles medidas económicas que llevaron a un levantamiento popular desarticulado, sobre el que actuó el poder, produciendo cientos de muertos. La película toma ese escenario para definir el final y la necesidad de la protagonista de estar al lado de los suyos, en el barrio.

El enemigo (2008) Luis Alberto Lamata: El enfrentamiento entre un fiscal del Ministerio Público (Carlos Cruz) cuya hija (Daniela Alvarado) ha sido abaleada, y la madre del delincuente (Lourdes Valera y Daniel Soto). Esa madre y ese padre coinciden una angustiante noche en los pasillos de un hospital de Caracas. Ambos quieren que sus hijos continúen con vida al amanecer. Está en juego la ética y los sentimientos cuando sabemos que el Fiscal (padre de la víctima) ha contratado sicarios para matar al muchacho. Y será la hija, sobreviviente, quien lo juzgue rechazando tal acción, habiendo sido ella formada con los valores que el padre le inculcó y frente al conflicto, él mismo quebrantó.

“Hermano” de Marcel Raskin (2010), es una película que comenzó por ganarse el Premio del Festival de Moscú, más el Premio del Público y el de la Crítica del mismo Festival, antes de ser estrenada en Venezuela, después arrasó en salas, logrando un altísimo nivel de aceptación. Cuenta la historia de dos muchachos, cuya única posibilidad de “salir de abajo”, de superar la ignominia y la miseria es la posibilidad de quedar en la selección del equipo de fútbol de un club de la ciudad. El asesinato de la madre de es el detonante que trasciende en el cambio de sus vidas y el conocimiento que tiene el menor, de quien es el asesino. Un nudo de orden ético y que define las posibilidades de supervivencia. El mayor de los hermanos solo quiere vengarse, el menor quiere que ambos tengan una vida mejor. Ese se sacrificará por su hermano.

Hemos recorrido diecinueve películas y desde 1941 a 2010 sesenta y un años de cine venezolano, la premisa de selección de protagonistas niños y adolescentes nos lleva estadísticamente a considerar que hablamos de una filmografía que ha centrado su interés en la infancia desvalida, la orfandad, la mirada del desprotegido cuyo oficio va desde limpiabotas, pregonero vendedor de periódicos, campesino, o delincuente. La definición de un espacio ilusorio o contestatario en cada historia, está relacionado con las posibilidades de la imaginación y su papel en la construcción del sujeto como visión interior. Niños y niñas, jóvenes adolescentes, son determinados por el contexto de sus circunstancias sociales.

El futuro nos dirá cómo será la mirada en el cine de los niños y jóvenes que han vivido la última década venezolana, dado que aún no hay registro en este aspecto de nuestro presente, a través del cine de ficción. Lo que se filma hoy se remite al pasado y podríamos decir con propiedad que es un proceso normal y necesario de revisión de una memoria que dibuja su sedimentación. Esperamos que quienes se inician en el difícil arte de hacer cine, sean quienes cuenten en el futuro acerca de este presente y sus aciertos y contradicciones.

Laura Antillano

(Caracas en 1950), escritora venezolana. Escritora en los géneros del ensayo, poesía, el cuento, la novela, la crítica literaria y los guiones de cine. También ha trabajado como titiritera, guionista de radio y televisión y promotora cultural. Licenciada en Letras mención Letras Hispánicas por la Universidad del Zulia (LUZ), Magister en Literatura Venezolana de la misma Universidad. Profesora Titular jubilada de la Universidad de Carabobo. Actualmente preside la Fundación La Letra Voladora.

Acerca de latintainvisible

Docente. Poeta. Narrador. Ensayista. Articulista. Especialista en literatura infantil.
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Una respuesta a Una mirada a nuestro cine desde la perspectiva de los niños y adolescentes

  1. lopaldi dijo:

    Excelente entrada; hago un trabajo para la Universidad sobre el Cine Venezolano. Gracias por dedicar tiempo a estos artículos. Saludos

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