Para leer debe haber un estado de disponibilidad

Galo Guerrero-Jiménez
Mi lectora postura. Cómoda? Ilustración de Ariella Abolaffio

Mi lectora postura. Cómoda? Ilustración de Ariella Abolaffio

Para leer debe haber un estado de disponibilidad y apertura; si se propicia esta circunstancia personal el lector es capaz de dotar de sentido a esa historia o a ese hecho de escritura que con afán y buen propósito está leyendo. Desde estas condiciones surgen con facilidad preguntas en torno a lo leído; pues, se trata de una especie de felicidad, de gozo muy especial no tanto para conocer y retener lo leído sino para indagar por aquello que no aparece en el texto, por aquello que está escondido o que subyace tras las líneas.

Es necesario sentir la lectura como algo querido; se trata de un afecto que al lector le sale del corazón; por eso puede imaginar lo leído y recrearse a sus anchas mientras la lectura de las páginas avanza no desde la lectura de los ojos sino desde las emociones más sentidas. Al respecto Gustavo Martín Garzo sostiene que “las palabras de la literatura hablan de esa patria perdida. Hacen vivir las preguntas, nos enseñan a ponernos en el lugar de los demás y tienden puentes entre realidades separadas: el mundo del sueño y el mundo real, el de los vivos y el de los muertos, el de los animales y el de los humanos” (2013, p. 116).

Aquí, la imaginación vibra a raudales porque dependiendo del tipo de libro que el lector lea, se divierte, incluso con historias tristes, melancólicas o apasionadas, llenas de aventuras o de hechos trágicos; eso sucede, por ejemplo, con dos libros clásicos de la literatura infantil: “Alicia en el país de las maravillas que habla de la angustia infantil y de la extrañeza profunda del mundo; y Peter Pan [que] es una de las fábulas más amargas que se han escrito sobre la infancia como paraíso que hay que abandonar. Ambos son libros oscuros y melancólicos, que al tiempo que nos divierten llenan nuestro corazón de congoja” (Martín, 2013, p. 135).

Se trata, por lo tanto, de una cultura de la lectura que surge con la práctica, y ante todo, desde el más vivo interés personal, de esa disponibilidad y de una apertura sin límites para poder recrearse y ser cocreador de lo que el escritor ha podido inventar o experimentar. Esta cultura de la lectura nos produce poéticamente un lenguajear y un emocionar, bien desde la utopía o desde la ciencia ficción que a decir de Humberto Maturana fluye en cada lector desde unas condiciones especiales para saborear un acontecimiento literario que de por sí se convierte en plenamente humano.

Así, desde la utopía, una obra literaria puede expresar “añoranza por un modo de convivir humano en dimensiones de honradez, cooperación, justicia, equidad, respeto por el otro, integración armónica con el mundo natural, y en el que no exista la miseria ni se produzca el abuso sistemático como modo de vivir. (…) Llamaré ciencia ficción a obras literarias (…) que plantean un mundo humano que surge de la extrapolación de un presente tecnológico como si se tratase solo de las consecuencias del devenir histórico” (Maturana, 2010, p. 89).
Lenguaje y emoción, por consiguiente, forman una cultura lectora que da cuenta de un lector que está dispuesto a crear su propio discurso a partir del discurso poético o científico que el escritor le brinda al lector para recrearse a su manera. Se trata de dos procesos, el de la lectura y el de la escritura que “se instauran como herramientas necesarias, en todos los ámbitos del conocimiento, para representar, producir, procesar y comunicar, hacer visible, los productos sociales, políticos, religiosos, económicos, tecnológicos y, acorde con nuestra perspectiva” (Cisneros y Muñoz, 2014, p. 15), intelectual y emocional podamos sentir lo que las palabras nos brindan desde esa disposición personal de apertura para crear nuestro propio modelo del mundo.

Referencias bibliográficas

Cisneros, M. y Muñoz, C. (2014). Tras las huellas de las investigaciones sobre Lectura y Escritura en la Universidad. Pereira: Universidad Tecnológica de Pereira. Colección Trabajos de investigación. Facultad de Ciencias de la Educación.
Martín, G. (2013). Una casa de palabras. En torno a los cuentos maravillosos. México, D.F.: Océano travesía.
Maturana, H. (2010). El sentido de lo humano. Buenos Aires: Granica.

Acerca de latintainvisible

Docente. Poeta. Narrador. Ensayista. Articulista. Especialista en literatura infantil.
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Una respuesta a Para leer debe haber un estado de disponibilidad

  1. Lo que dice Gallo Guerrero es muy interesante y real.

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