¿Cómo surge una historia?

Jesús Pérez Soto
La lectura se recrea en la imaginación: leemos, creamos (ilustración de Berk Öztürk)

La lectura se recrea en la imaginación. Ilustración de Berk Öztürk

En cierta ocasión leía con los niños el cuento, El patito feo, de Hans Christian Andersen, cuando de pronto una niña me preguntó que si no habían más cuentos de animales feos. ¡Claro! respondió otro pequeño, debe haber muchos, ¿verdad, profesor? Para salir del paso y como no había leído otro cuento con esas características les dije que les escribiría uno.
Contentos fueron a casa. Yo terminé de arreglar el espacio y mientras lo hacía mi mente trabajaba buscando por los laberintos más fantasiosos de mi cerebro un personaje feo; no podía llegar sin el cuento al siguiente día. ¡Una idea! pensé, para inventar una historia se necesita primeramente ¡una idea!, lógica o absurda, no importa; luego, un hecho, una historia o una fantasía, y tercero, al menos un personaje, que puede ser humano o no; en síntesis, para inventar una historia se necesitan esos tres elementos.
Luego de ordenar mi mente fui a la calle a cazar ideas, a ver qué había disponible en el entorno, con los ojos y demás sentidos abiertos, porque el escritor debe ver con sorpresa lo que los demás no ven. Donde el común se asusta por una serpiente, el poeta admira una raya de cebra, una mariposa le parece una gota de arcoíris, las letras son los lápices derretidos y el pizarrón es una sabana si le dibujan un caballo o un cielo si le pintan un pájaro; así debe andar el escritor, como el cazador en la selva, en busca del alimento para su oficio: las ideas, porque qué escribirá el que no tiene ideas, el que no alimenta su imaginación con los trabajos de otros escritores, el que solo pretende dejar su oficio al azar de las “musas” o de la “inspiración”; mejor es no esperar y sentarse a caminar en busca de una historia.
En fin, pasé toda la tarde sin escribir una línea, con la idea de lo que quería, pero sin precisar el personaje. Me acosté pensando en que no podía aparecer en la escuela sin el bendito cuento, porque cuando uno promete algo a un niño la palabra adquiere una dimensión de respeto tan grande; miéntale a los niños y creará hombres falsos, sociedades hipócritas, sin valores; quien escribe para niños y jóvenes debe medirse en lo que dice, hablarle a niños reales, inventar historias para niños que respiran, que piensan, que sienten, no para los que están en su imaginación ni para niños bobos.
También debe leer, incluso más de lo que escribe porque el escritor no puede descuidar las cualidades del creador, estas son: el temperamento artístico, el talento y la actitud. El primero, entendido como la vocación, la aptitud para adentrarse en la literatura, el impulso emocional que induce a expresar algo, el espíritu de búsqueda, la permeabilidad a la sorpresa y la disposición de aprender y expresar. El segundo como la capacidad y disposición para el desempeño literario y el tercero, la disposición de ánimo positivo para crear.
Había dicho que me acosté, pensativo y ¡de pronto! exaltado por el silencio de la noche, por esa paz anhelante de la horas tranquilas cuando despiertan en ti las cualidades del creador, fui directo a la máquina y mientras encendía, salí al patio a caminar y a pensar, y otro paso y otra idea y de tantos pasos casi paso por mis pasos a un sapo que con su croar me dijo: heme aquí solitario, esperando que me vieras desde hace tiempo, y yo entendí y lo pasé a mis ideas y fui y empecé a teclear.
Pero antes de empezar, tuve que darle forma en la memoria, preguntarme ¿cómo sería la historia: su presentación, el nudo, el desenlace? ¿será interesante la historia de un sapo feo? ¿le gustará a los niños? Luego conté la historia en tres líneas: “Un sapo buscaba novia. Nadie lo aceptaba por feo. Buscó más allá de su entorno y alguien descubrió su verdadera belleza”. Inmediatamente precisé el espacio temporal, pues toda historia sucede en un lugar y un tiempo determinado y finalmente decidí la fábula, es decir, cómo contarlo, en prosa o en verso, empezando directamente por el conflicto o desde la presentación, con estructura lineal, quebrada, retrospectiva o circular.

sapo4En síntesis, toda historia pasa por diversos procesos mentales y eso hace que la escritura se convierta en un oficio, y quien no lo domine no puede pretender que su trabajo tenga la seriedad que el lector busca, porque al final de todo, escribimos no tanto porque tengamos cosas que decir, sino porque queremos que alguien se entere de esas cosas y para eso hay que ganarse al lector.
Una vez terminada, me dormí y en la mañana releí y faltaban unas comas, unos acentos, algunos versos había que reescribirlos y cuando finalmente lo consideré, imprimí y lo llevé a los niños para someterlo a su consideración. He aquí la historia:

El sapito feo

Soy un sapito feo
no tengo princesa
y cuando me veo
me da la tristeza
¿Quieres tú, ranita
ser mi princesita?

No puedo sapito
tú eres muy feíto,
qué dirían las ranas
mis amigas panas

Soy un sapito feo
no tengo princesa
y cuando me veo
me da la tristeza
¿Quieres tú, elefanta
que eres una santa?

No puedo sapito
tú eres delgadito,
si quieres besarme
tendré que acostarme

Soy un sapito feo
no tengo princesa
y cuando me veo
me da la tristeza
¿Quieres tú, camella
que eres la más bella?

No puedo sapito
tú eres muy chiquito,
contigo a mi lado
todo sería raro

Soy un sapito feo
no tengo princesa
y cuando me veo
me da la tristeza
¿Quieres, hormiguita
que eres chiquitita?

No puedo sapito,
tengo un noviecito,
búscate una novia
por allá en Varsovia

Y el sapito feo
se casó en Varsovia
con una princesa
que se hizo su novia

¡Soy un sapito lindo
tengo una princesa
y cada domingo
me sirve las fresas!
canta en su casita
con su noviecita
y contentos todos
se besan los codos
jesusperezsoto.blogspot.com

Acerca de latintainvisible

Docente. Poeta. Narrador. Ensayista. Articulista. Especialista en literatura infantil.
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2 respuestas a ¿Cómo surge una historia?

  1. Muy buenos los comentarios. El poema me encantó.

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